Otro recluso condenado a muerte en California murió por lo que parecen ser complicaciones del coronavirus en medio de un brote que se extendió por la prisión estatal de San Quintín, dijeron el lunes las autoridades.
Troy A. Ashmus, de 58 años, murió a las afueras de la prisión cerca de San Francisco, según el Departamento de Correcciones y Rehabilitación.
La causa exacta de su muerte estaba bajo investigación, pero parecía estar relacionada con COVID-19, dijeron funcionarios de la prisión.
Ashmus fue el séptimo prisionero en el corredor de la muerte y el duodécimo preso en San Quintín en morir por infecciones confirmadas o sospechadas de COVID-19.
Ashmus fue enviado al corredor de la muerte en 1986. Fue condenado por violar y asesinar brutalmente a Marcella Davis, una niña de 7 años, que había ido en bicicleta a un parque de Sacramento en mayo de 1984.
De acuerdo con documentos presentados en la corte, Ashmus, con 22 años, engañó a la niña en ver unos patitos y la sometió a horribles torturas: la violó y sodomizó con objetos, llegándola a desgarrar internamente.
Luego, le insertó por la boca bolsas plásticas, trozos de celofán y hasta los pantalones cortos de la misma niña. Estos objetos obstruyeron la garganta de la pequeña, quien murió asfixiada.
Ashmus cubrió el cuerpo de Davis con una alfombra y huyó del lugar. El cadáver fue descubierto por un vecino horas después y el hombre fue detenido esa mismo día.
Se han registrado cerca de 7,000 casos confirmados de COVID-19 entre los reclusos en el sistema penitenciario estatal, incluidos más de 2,000 casos activos y 39 muertes confirmadas, según cifras estatales.
Decenas de internos están hospitalizados, algunos de ellos en cuidados intensivos. Más de 800 empleados también tienen casos activos de COVID-19, según los funcionarios correccionales.