California

Insólito: estudiante viajó en avión a la universidad por un año para evitar pagar alquiler

Después de hacer cálculos, decidió viajar de cuatro a cinco horas en cada sentido para evitar pagar el alquiler en el Área de la Bahía de California.

Telemundo

Después de hacer cálculos, decidió viajar de 4 a 5 horas en cada sentido para evitar pagar el alquiler en el Área de la Bahía.

Bill pasó 1,277 horas, equivalentes a 53 días, desplazándose a la universidad. Recorrió un total de 92,089 millas en avión, despertándose temprano y llegando tarde a casa, pero nunca faltó a ninguna clase. 

Cuando Bill, quien prefiere ser llamado por su nombre de pila, fue admitido en la maestría de Ingeniería en la UC Berkeley, empezó a buscar un lugar con una habitación individual y baño privado en el Área de la Bahía de California, pero todo era "atrozmente caro".

Los Ángeles y San Francisco son la segunda y tercera ciudades más caras para vivir en Estados Unidos, después de Nueva York, según una encuesta sobre el costo de vida de Mercer.

El alquiler mensual promedio en Berkeley es de $2,933, unos $833 más que la media nacional.

El estudiante sabía que quería volver a Los Ángeles después de su maestría, y empezó a buscar un modo para seguir viviendo en la ciudad del sur de California mientras asistía a clases en el Área de la Bahía. 

Después de hacer algunos cálculos, planificar intensamente y crear una mega hoja de cálculo, Bill decidió que iría a la universidad en avión. 

Al principio, explicó, sus amigos estaban en estado de shock.

"Creen que estoy loco", dijo. Pero después de un mes de salidas tempranas y vuelos de regreso tardíos, esa incredulidad se convirtió en respeto, afirmó.

Bill toma el transporte público para llegar al campus para su clase de las 10:00 a.m. Foto de Heyang Qiu.

ASÍ FUERON LOS VIAJES

En otoño, Bill se despertaba a las 3:40 a.m. todos los lunes y miércoles, y a las 3:30 a.m. los viernes. Se lavaba los dientes, se vestía y conducía 35 minutos hasta el aeropuerto internacional de Los Ángeles (LAX).

Tomaba el autobús gratuito hasta la terminal principal, pasaba el control de seguridad y esperaba a que embarcara su vuelo. Bill dijo que se convirtió en un experto en calcular el tiempo de todo este proceso (tomó 238 vuelos en total como parte de su viaje a la universidad), por lo que solía llegar a su puerta de salida 10 minutos antes del embarque.

Pasaba la hora y veinte minutos que dura el vuelo y llegaba a al aeropuerto internacional de San Francisco (SFO) a las 7:30 a.m., aproximadamente. Para recuperar el sueño perdido por madrugar, Bill aseguró que la mayoría de las veces tomó una siesta mientras estaba en el aire.

Desayunaba en la sala de Alaska Airlines mientras se ponía al día con los deberes y salía del aeropuerto a las 8:30 a.m. aproximadamente.

Después tomaba el transporte público hasta el campus, que está a una hora de distancia, y llegaba a las 9:40 a.m., temprano para su clase a las 10:00 a.m.

Al final del día, tomaba un vuelo a casa a las 6:00 o 7:00 p.m. Salía de Oakland, San Francisco o San José, según cuál fuera el vuelo más barato. 

Bill volvía a casa a las 9:30 p.m. Afirma que el viaje duraba de cuatro a cinco horas en cada sentido.

Bill comienza su viaje de cuatro a cinco horas de regreso a Los Ángeles después de un largo día de clases. Foto de Heyang Qiu.

Aunque el costo de la vida en Berkeley es parte de la razón por la que Bill se embarcó en su reto del "viaje épico", siempre le ha gustado el transporte. 

"Durante la secundaria, siempre intenté tomar diferentes rutas de autobús", explicó. 

Bill terminó su licenciatura en Ingeniería Civil con especialización en Ingeniería del Transporte en UC Irvine, y trabajó como ingeniero de transporte durante dos años y medio antes de empezar en UC Berkeley. 

Bill dijo que cuando viaja a un nuevo lugar, "mi viaje empieza en realidad desde el momento en que aterrizo en el aeropuerto y tomo el transporte público para llegar a la ciudad". 

"La mejor manera de familiarizarse con una ciudad es simplemente a través del transporte público regular", afirmó.

EL ÚLTIMO VUELO

En el último vuelo de Bill con Southwest, regaló a la tripulación "tarjetas de agradecimiento y golosinas como forma de darles las gracias por haberme llevado en este viaje y por haberme hecho llegar siempre a clase a tiempo".

Indicó que la tripulación apreció su gesto, y cuando llegó la hora de que los pasajeros abandonaran el avión, le pidieron que se quedara para darle una sorpresa.

Lo dejaron entrar en la cabina y hacerse una foto en el asiento del capitán. Dijo que fue su momento favorito tras un año viajando en avión.

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