CALIFORNIA - Después de que las lluvias provocadas por varios ríos atmosféricos inundaran dos pequeños pueblos de trabajadores agrícolas en enero de 2023, California destinó $20 millones para la reconstrucción de estas comunidades.
Casi dos años después, cuatro quintas partes de esa ayuda aún no se ha distribuido a las víctimas de las inundaciones de Planada en el condado Merced, y a los residentes de Pajaro en el condado Monterey.
Si bien los funcionarios del condado y los trabajadores de organizaciones sin fines de lucro dicen que la lentitud se debe a un proceso de planificación y a las normas estatales que exigen la verificación de la residencia y las pérdidas de los beneficiarios, lo cierto es que un río atmosférico acaba de sacudir el norte de California y la llegada de otra tormenta esta semana preocupa a los lugareños.
Los días de lluvia en enero de 2023 provocaron el desbordamiento de canales y arroyos en las dos comunidades, lo cual impactó a sus residentes en partida triple: fueron desplazados de sus hogares, perdieron sus pertenenecias redujeros sus horas de trabajo en el campo.
Los legisladores estatales otorgaron fondos de ayuda en el otoño del mismo año. Los condados designaron los recursos para cubrir el reembolso de pertenencias y salarios, reparar viviendas, suplir pérdidas comerciales y mejorar infraestructura para una próxima tormenta.
Hasta este mes, se habían gastado alrededor de $4 millones de los $20 millones en ayuda estatal destinados para Planada. La mayor parte de estos ha sido en pagos directos a familias, dijo el portavoz del condado de Merced, Mike North.
En Pajaro, los funcionarios del condado que trabajan con organizaciones sin fines de lucro han entregado alrededor de $1.3 millones de los $20 millones, de los cuales $450,000 se desembolsaron en tarjetas de regalo para alimentos, cuya comida se echó a perder durante las inundaciones, y otros $800,000 entregados a personas y empresas con pérdidas mayores que no fueron cubiertas por la ayuda federal por desastre o seguro privado.
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Angela DiNovella, directora ejecutiva de Caridades Católicas del condado Monterey (una de las dos organizaciones contratadas por el condado para ayudar a los residentes de Pajaro a solicitar los fondos), dijo que los tres trabajadores sociales de su organización estaban distribuyendo un promedio de $30,000 por semana a las familias.
Uno de los principales desafíos, aseguró, fue verificar la elegibilidad de las familias que carecían de una dirección permanente o vivían en condiciones de hacinamiento, como cuando tres familias comparten un solo apartamento. Algunas personas también tuvieron dificultades para documentar cuánto habían perdido, por lo que los trabajadores sociales estaban haciendo el minucioso trabajo de revisar fotografías y tratar de estimar el valor en dólares de cada artículo.
"La realidad es que se trata de fondos estatales que vienen con muchos requisitos", agregó. "Nuestro trabajo es ser creativos con las familias y estar de su lado, pero incluso eso lleva tiempo".
El condado Monterey instaló un centro de asistencia en un parque comunitario la primavera pasada para ayudar a los residentes a solicitar la ayuda, dijo DiNovella. Pero Danielle Rivera, profesora de planificación ambiental en la Universidad de California en Berkeley que realiza trabajo de campo en la zona, afirmó que muchos miembros de la comunidad siguen confundidos sobre cómo beneficiarse y dónde va la ayuda estatal. Algunos pueden haberse mudado antes de recibir ayuda, añadió Rivera.
“La gente fue desplazada por las inundaciones: estaban alquilando y el propietario dijo 'esta unidad está fuera de servicio'. Luego, esa familia intentó encontrar vivienda en otro lugar y tal vez regresó a Pajaro, o tal vez se fueron a Watsonville, tal vez simplemente abandonaron el Valle de Pajaro por completo”, dijo.
Los residentes de ambas comunidades que eran indocumentados también podían calificar para un programa estatal de Asistencia para Inmigrantes por Tormentas, destinado a ayudar a las víctimas de las inundaciones de California que no eran elegibles para la asistencia federal de emergencia. El programa estatal de $95 millones para los damnificados de las tormentas ofrecía un estipendio fijo de $1,500 por adulto elegible.
Los funcionarios del condado señalaron que, desde las inundaciones, Pajaro también recibió millones de dólares en ayuda adicional de grupos filantrópicos, seguros privados y la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, aunque la ayuda variaba según fueran propietarios de viviendas o residentes legales de los EEUU.
En Planada, Mike North reportó que el condado casi había terminado de distribuir fondos para reemplazar vehículos perdidos, bienes personales y activos comerciales, y que estaba avanzando en ayudar con la reparación de viviendas. Ese trabajo "lleva más tiempo ya que depende de ciertas inspecciones detalladas para detectar problemas como moho, daños en los cimientos, pruebas de asbesto y podría requerir ingeniería estructural en algunos casos", explicó por correo electrónico.
Los proyectos de infraestructura también están avanzando, dijo North, aunque más lentamente. El condado Merced ha reemplazado un generador de respaldo para el distrito de servicios comunitarios local que falló durante las inundaciones y encargaron un estudio sobre cómo prevenir futuras inundaciones.
La mitad de los $ 20 millones de Pajaro están destinados a proyectos de infraestructura y preparación para emergencias, y el portavoz del condado Monterey, Nick Pasculli, infromó que el condado había solicitado propuestas para aproximadamente la mitad de los proyectos.
DiNovella, cuya organización también trabajó con familias desplazadas por los incendios de 2020 en las montañas de Santa Cruz, comentó que las comunidades a menudo tardan años en recuperarse de los desastres y que el ritmo de la ayuda en Pajaro, aunque va lento, lamentablemente es normal.
Un residente de Pajaro que recibió ayuda estatal es Jesús Padilla, que ha vivido en el pueblo durante 25 años y trabajado en las cosechas de fresas y moras. Cuando llegaron las inundaciones, él y su familia solo tuvieron tiempo de agarrar los certificados de nacimiento de los tres niños y correr. Perdieron todo: muebles, ropa, utensilios de cocina.
Ahora, lo que más le preocupa es la salud física y mental de su familia. Cada vez que llueve, sus hijos le preguntan: "Si sigue lloviendo más, ¿a dónde iremos?".
Su familia ya había reemplazado muchas de sus pertenencias, pero la subvención estatal que Caridades Católicas lo ayudó a obtener tamnién reembolso de algunos de sus gastos. Tiene amigos que todavía esperan ayuda.
Les dice que tengan paciencia: “Parece que el proceso está funcionando, pero lentamente”.