WAJIMA, Japón — Una mujer de unos 90 años fue sacada con vida de una casa derrumbada en el oeste de Japón a última hora del sábado, 124 horas después que un fuerte sismo azotó la región, causando la muerte de al menos 126 personas, derrumbando edificios y provocando aludes de tierra.
La mujer de la ciudad de Suzu, en la prefectura de Ishikawa, había sobrevivido más de cinco días tras el sismo de magnitud 7.6 que sacudió la zona el lunes. Las imágenes de las noticias emitidas a nivel nacional mostraban a socorristas con cascos cubriendo la vista de la zona con plástico azul, y no se veía a la mujer.
Las posibilidades de supervivencia disminuyen después de las primeras 72 horas. En los últimos días se ha informado de otros rescates dramáticos en los que soldados, bomberos y otras personas se han unido a un esfuerzo generalizado.
Entre los 126 muertos había un niño de 5 años que se estaba recuperando de las heridas que sufrió cuando el sismo hizo que se derramase agua hirviendo sobre él. Su estado empeoró repentinamente y falleció el viernes, informaron las autoridades de la prefectura de Ishikawa, la región más afectada.
Las autoridades advirtieron que las carreteras, ya agrietadas por las docenas de temblores que siguen sacudiendo la zona, podrían derrumbarse por completo. El riesgo aumentaba con la lluvia y las lluvias que se esperan durante la noche y el domingo.
La mayoría de las víctimas mortales estaban en la ciudad de Wajima, donde se registraban 69, y en Suzu, con 38. Más de 500 personas resultaron heridas y al menos 27 estaban graves.
Los temblores dejaron tejados desplomados sobre el asfalto, con todo lo que había dejado aplastado. Las carreteras se deformaron como si fueran caucho. Un incendio redujo un vecindario de Wajima a cenizas.
Más de 200 personas seguían desaparecidas, aunque el dato ha fluctuado tras despuntar hace dos días. Once personas estaban atrapadas debajo de dos viviendas que se vinieron abajo en Anamizu.
La casa en que creció Shiro Kokuda, de 76 años, en Wajima se salvó, pero un templo cercano ardió y estaba buscando a sus amigos en centros de evacuación.
“Ha sido muy duro”, afirmó.
Japón es una de las sociedades que más rápido envejece del mundo. La población de Ishikawa y de zonas próximas se ha reducido con los años. Su frágil economía, centrada en las artesanías y en el turismo, está más amenazada ahora que nunca.
En un inusual gesto desde la vecina Corea del Norte, Kim Jong Un envió un mensaje de condolencias al primer ministro nipón, Fumio Kishida, según reportó la Agencia Central de Noticias de Corea.
Japón había recibido condolencias y promesas de ayuda del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y de otros aliados.
El vocero del gobierno, Yoshimasa Hayashi, dijo a reporteros que los agradecían todos, incluyendo el norcoreano. Según Hayashi, la última vez que Tokio recibió un mensaje de condolencias de Pyongyang a causa de un desastre fue en 1995.
El suministro eléctrico en la costa japonesa se iba restableciendo poco a poco, pero el de agua seguía escaseando. Los sistemas de emergencia también sufrieron daños.
Miles de soldados llevaron agua, alimentos y medicinas por tierra y aire para las más de 30.000 personas evacuadas que se alojan en auditorios, escuelas y otras instalaciones.
El diario Yomiuri, de tirada nacional, reportó que su estudio aéreo detectó más de 100 deslaves en la zona y que algunos cortaban carreteras cruciales. Algunas comunidades permanecieron aisladas y seguían esperando ayuda.
“Espero que la ciudad se recupere y que la gente no se marche y se quede aquí para trabajar duro por la recuperación”, dijo Seizo Shinbo, un comerciante de marisco, que se abastecía de fideos, conservas y bolas de arroz en un supermercado.
“No hay comida. No hay agua. Y lo peor es el gas. La gente sigue haciendo colas kilométricas”.
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Kageyama reportó desde Tokio. El periodista de The Associated Press Hyung-jin Kim en Seúl, Corea del Sur, contribuyó a este despacho. ___
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